Diego y María daban un paseo romántico por el campo. Los deseos amorosos de Diego aumentaban conforme se internaban entre los árboles. Justo cuando su lujuria llegaba al máximo y comenzaba a arrimársele a María, ella lo interrumpe:
"Espero no te moleste, pero tengo ganas de echarme una miadita".
Un poco sorprendido por la vulgaridad le dice: "Está bien, ¿porqué no te vas detrás de estos arbustos?"
Ella asiente y desaparece detrás de la maleza. Mientras Diego espera, puede escuchar el sonido de las medias de nylon deslizándose por las suculentas piernas de María y se imagina todo aquello que está quedando expuesto. Incapaz de contener un segundo más sus instintos animales. Diego introduce el brazo a través de los arbustos y toca la pierna de María, Suavemente sube la mano más y más, hasta que, horrorizado, agarra algo largo, grueso y blando, que cuelga entre las piernas de María.
"María, por Dios! > ¿Cambiaste de sexo?", grita angustiado.
"No", contesta ella, "cambié de opinión........... estoy cagando".
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